¡EL CÉSPED DEL VECINO PARECIERA SER SIEMPRE EL MÁS VERDE!
Hace no mucho tuve una entrevista de trabajo para una vacante muy interesante, y en ese momento, decidí crear el espacio para asistir pese a los compromisos de la jornada; aunque sólo iba a tomar dos horas por mucho; todo estaba al día; no había problema alguno.
Ese día tome un taxi, no quería llegar tarde
y menos crear riesgos innecesarios, partí con buena actitud y excelente energía.
Llegué 40 minutos antes de lo previsto, con el tiempo suficiente para caminar
un rato por los alrededores y conocer el lugar.
El tiempo pasó rápidamente y escuche a la
persona de selección llamarme, e inmediatamente fui conducido a una mesa redonda, algo pequeña,
tome asiento, junto a mí se sentó otro candidato. No llegó nadie más; éramos
sólo los dos.
Lo salude amigablemente, era demasiado
pulcro, barbado, ojos azules, rubio; lo más cercano a un abogado de la Ley del
corazón. Su ropa tenía marquillas de Gucci plateadas. Podía notar que algunas
oficinistas se asomaban para verlo. En mi mente abundaban pensamientos como –
Pa’ qué vine, si ya quedó él, pero nada mucha actitud ¡se puede!–
Poco después la psicóloga nos pasó a su oficina, y ella no fue la excepción, podía
notar su mirada de fascinación acompañada con una sonrisa cada vez que le
dirigía la palabra; desvaneciéndose ésta cuando me hacía las preguntas a mí. - nada, sonríe y sé sincero- me lo decía para mis adentros.
Suelo ser muy competitivo, y termine
respondiendo cada pregunta relacionada con problemáticas, conocimiento y
eventualidades propias de mi profesión y estudios de manera objetiva, concreta, y
sencilla, con la argumentación jurídica y la confianza plena reflejada en mi
mirada. Él por su parte, titubeaba en algunas y dudaba en otras. Lo supe por
sus gestos.
Luego la entrevista individual – ¡Nada, buena
actitud! – me decía a mí mismo. Cuando la
psicóloga regresó, llegó un frió tras de ella; un ambiente realmente gélido. Las
preguntas personales de siempre, pero su falta de interés me hicieron dudar. Intente
reforzar mis apreciaciones, e incluso colocar un tono animado a mis respuestas;
el tiempo se hizo eterno como resultado.
Finalizó la entrevista y se me dio un
formulario para llenarlo, la prueba 360, me retiré de su oficina y me dirigí de
nuevo a la mesa redonda. No pasó más de 5 minutos y la psicóloga con una gran
sonrisa llamó al otro candidato. Me concentré en diligenciar la prueba; ya
debía volver a la oficina.
Pasaron unos 20 minutos, el otro candidato
llegó, se sentó, apoyó su formulario en la mesa, cruzamos mirada y me dice –
Dr. Su perfil es excelente, tiene mucha experiencia, y los estudios ¿qué costo
tiene la especialización y maestría? Ud es muy joven- el resto de halagos los
ignoré, internamente me estaba riendo bastante. Claro, también lo halague.
Nunca pensé cómo me veía el otro candidato “¡El césped del vecino pareciera ser siempre
el más verde!” me empecé a reír, él no entendía el porqué. Seguí con buena
actitud, entablamos una conversación muy amigable, nos reímos, hablamos de la
prueba 360, de política, de leyes…
Finalicé la prueba, tomando impulso,
queriendo sacar la mejor actitud y buena energía, fui a entregar la prueba a la
psicóloga. Ella la recibió, y justo cuando le quería dar la mano agradeciéndole
la oportunidad, me cortó con un – gracias por venir- Nada, respondí con un –
gracias- escondiendo mi mano. Salí, le di un fuerte apretón de manos al otro
candidato, le deseé muchos éxitos, él me dijo – adiós Dr.- Yo – adiós colega-
Nunca llamaron, tampoco enviaron correo
electrónico con las típicas gracias por haber participado. No importa, fue
gratificante, curioso y cómico haber estado en la misma situación con aquel
colega, viéndonos mutuamente como grandes profesionales.
César A. Méndez V.
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Cordialmente,
César A. Méndez V.
Abogado – Especialista en contratación estatal, maestrando en
derecho y ciencias políticas, UGC, más de 5 años de trayectoria en la
administración de relaciones laborales en empresas de más de 2000 trabajadores y más de 2 años asesorando pymes y
particulares en derecho público, contractual, laboral, seguridad social y
constitucional.